Arturo Reyes Isidoro//Prosa aprisa
Xalapa, Ver.- Adoradores, seguidores de Fidel Castro y del Che Guevara, los actuales gobernantes, de “izquierda”, de Veracruz parece que ya superaron traumas del pasado e hicieron a un lado su exacerbado nacionalismo de antaño y finalmente se rindieron ante el embajador del Imperio, al que rindieron cuentas y todavía lo presumieron en sus cuentas de las redes sociales.
Quién lo iba a creer, a imaginárselo. Por lo que se vio, quedaron atrás sus gritos de lucha del siglo pasado, “Yankees, go home” y “Cuba sí, yankees no”, que tanto corearon en marchas para rechazar todo lo que representara al gobierno norteamericano, siguiendo una corriente nacionalista que se extendió por América Latina para repudiar las invasiones a países de área pero también en apoyo al gobierno socialista de Cuba, demandar el cese del bloqueo a la isla y rechazar la desestabilización de los incipientes gobiernos de tendencia socialista sobre todo de América del Sur.
Como un gesto de cortesía en su calidad de anfitrión, y por tratarse de quien se trataba, era un gesto de diplomacia política, que no diplomático, que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez estuviera a recibir el viernes al embajador norteamericano Christopher Landau en su visita al puerto de Veracruz, pero, eso creo, la alta investidura del visitante obligaba a la discreción sobre lo tratado entre ambos.
Una foto que los muestra reunidos y el párrafo de un breve texto, muy general, que publicó en su cuenta de las redes sociales el gobernador, eran suficientes para cubrir la parte oficial, pero el protagonismo del secretario de Gobierno, Eric Cisneros, del de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, y de la fiscal, Verónica Hernández Giadánz, que no son más que unos empleados de Cuitláhuac, los llevó a balconearse y a dejar constancia de que en realidad fueron a rendirle cuentas, sin ser la autoridad legal ante la que tenían que comparecer.
“La importancia evidente ante la relación bilateral de nuestros dos países y tener el puerto más grande e importante del lado del Golfo de México, nos lleva a dialogar temáticas como economía, comercio, inversiones, migración y seguridad”, dijo el gobernador, sin entrar en detalles. Amistad, cortesía, diálogo, sí, pero no alguna forma de sometimiento rindiéndole cuentas.
No soy experto en Derecho internacional, pero tengo entendido que corresponde al Gobierno de la República, al presidente, en todo caso a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del canciller Marcelo Ebrard, con el aval del Senado, la relación directa sobre asuntos que atañen a México y a Estados Unidos.
Pero resultó que don Christopher vino a encabezar una reunión de trabajo con funcionarios de Veracruz, como si estos fueran sus subordinados, quienes incluso le solicitaron apoyos, con lo que evidenciaron que el de AMLO los ha abandonado por lo que tienen que andar pidiendo chiche a un gobierno extranjero. Se exhibieron, además, pues mostraron que no pueden solos con el paquete.
Por ejemplo, el secretario de Gobierno, Eric Cisneros, lo convirtió en “gran promotor” de Veracruz e hizo algo que ni siquiera ha hecho con el presidente: presentarle “la campaña Orgullo Veracruzano”. Sí, ya uno se puede imaginar: Mister Amigou estaba preocupado por venir a Veracruz para conocer de manera directa la campaña de don Eric, que lo mismo promueve la venta de mole de Acatlán que chiles rellenos de Naolinco.
“El Embajador Landau será un gran promotor del Veracruz… Con la visita de los ciudadanos americanos, vamos a reactivar la economía de esos lugares que tanto les presumimos en nuestro canal de Youtube”, publicó en sus cuentas de las redes sociales. Mmjú.
La fiscal Verónica Hernández Giadánz no se quiso quedar atrás: “… de manera particular el Embajador mencionó que brindará el apoyo a la Fiscalía General del Estado para atender los casos de personas desaparecidas”. ¡Carajo! Sí, ya me imagino que el diplomático no ha de poder dormir pensando cómo ayudar a doña Verónica y al gobierno de Cuitláhuac a resolver lo que a ellos y solamente a ellos corresponde resolver. Evidentemente, no pueden.
No me imagino cómo el señor Landau los va a ayudar a “atender” esos casos. ¿Recibiendo a los colectivos en la Embajada y descuidando los asuntos propios de su encargo? ¿El Imperio al servicio de un gobiernito? ¿Dedicándose con los familiares de las víctimas a buscar fosas clandestinas? En todo caso, ¿el apoyo no debe ser, venir del gobierno de López Obrador?
Pero esta mujer sí puso los puntos sobre las íes, no se anduvo con rodeos. Dijo que el ofrecimiento fue “durante una reunión de trabajo”, dándole el carácter oficial a un encuentro que debió de ser de diálogo amistoso, informal, porque, eso creo, ningún embajador, de ningún país, puede venir a encabezar una reunión de trabajo de asuntos internos propios de un Estado mexicano, porque un gobierno local no está sometido más que a las leyes mexicanas y a ningún extranjero debe ni tiene por qué rendirle cuentas.
No me imagino al embajador mexicano en Estados Unidos encabezando una reunión de trabajo con el gobernador de Texas y con funcionarios de su administración, informándole estos de asuntos que solo competen a los texanos, rindiéndole cuentas, ni creo que el gobierno de las barras y las estrellas lo permitiría.
Según la fiscal “inició… una relación de trabajo institucional”. ¿De la Fiscalía, con el gobierno norteamericano? Creía yo que la única relación de trabajo institucional del gobierno de Veracruz era con las instituciones mexicanas. ¿Dónde estudiaría Derecho la señora o señorita Giádanz?
Confieso: para eso de los protocolos soy malo, o no sé. En el escenario que montaron, don Christopher se ve sentado delante de la bandera de Veracruz y Cuitláhuac, de la de Estados Unidos. Si estuvo la bandera gringa, ¿por qué no pusieron la de México? ¿No debió haber estado en medio? El 11 de septiembre el diplomático estuvo en Hidalgo y en una foto con el gobernador Omar Fayad posaron parados frente a la bandera de ese Estado, la de México y la de Estados Unidos. Ahí sí, la nuestra en medio.
¿Qué dirán ahora, ¡ay!, los “izquierdistas” de Humanidades de la Universidad Veracruzana? Porque el gobierno que, se supone, los representa, finalmente se rindió ante el representante del Tío Sam al que tanto combatían. Un gobierno que, irreligioso, prefiere no ir a la Catedral de Xalapa, pero sí ante el embajador del otrora odiado enemigo: el gringo. Reniega de un Dios pero acude presto ante otro. ¿Es que ya se les acabaron las ganas de hacer la revolución estilo Che Guevara?
¡Ay Carlos Puebla! Como dice el vulgo, con estos ya valió tu canción “Yankees go home”: “Yo del inglés conozco poca cosa / Pues solamente hablo en español / Pero entiendo a los pueblos cuando dicen / ¡Yankee go home!
El inglés que yo tengo es muy escaso / Es un inglés de mister y hello / Pero entiendo a los pueblos cuando exigen / ¡Yankee go home!
Lo dicen en Manila y en Corea / En Panamá, en Turquía y en Japón / El clamor es el mismo en todas partes / ¡Yankee go home!
Con este inglés me basta, aunque precario / Para gritar con fuerza y con razón / Y con criterio revolucionario / ¡Yankee go home!
Me basta con mi voz nacionalista / Para exigir con firme decisión / Y con razones antimperialistas / ¡Yankee go home!”.
¿No habrá que decirles también a los actuales gobernantes de Morena, no la amuelen, no dejen en mal a Veracruz, mejor, misters, go home?